Carta de invitación

Apreciados exbecarios, miembros, voluntarios y amigos en general,

Soy José Almeida, fundador de SANE en Japón, junto con el apoyo de varios amigos japoneses y de mi padre, Carlos Almeida, en Ecuador. Con el tiempo, muchas personas se han sumado a este esfuerzo tanto en Japón como en Ecuador, y algunas de ellas continúan siendo pilares fundamentales de la fundación, sosteniendo este trabajo por más de treinta y cinco años.

Nuestro accionar comenzó tras el terremoto de marzo de 1987. En ese momento, me encontraba en Japón y, al enterarme de la tragedia, sentí la necesidad de hacer algo. Junto a algunos amigos japoneses, organizamos un pequeño concierto para recaudar fondos, sin imaginar que ese acto inicial daría origen a dos organizaciones que, hasta el día de hoy, trabajan por mejorar las condiciones de vida de niños, jóvenes y comunidades en Ecuador.

A lo largo de estos años, hemos otorgado becas –para que terminen sus estudios de secundaria- a más de trescientos treinta jóvenes y hemos desarrollado numerosos proyectos en beneficio de la niñez y las comunidades. Por mencionar algunos de estos proyectos: en la década de los noventa, realizamos más de cien obras de infraestructura educativa. Desde el 2000, en el cantón Cayambe, hemos implementado proyectos de huertos escolares, sembrado miles de árboles en diversas comunidades y capacitado a jóvenes en soldadura y carpintería. Actualmente, trabajamos en programas para mejorar la nutrición infantil, entre muchas otras iniciativas. Todo esto ha sido posible, en gran medida, gracias a la generosidad de la gente de SANE Japón.

Sin embargo, después de tantos años de apoyo incondicional, tenemos la obligación moral de asegurar la continuidad de este trabajo. SANE sigue respaldando nuestros proyectos, pero la situación en Japón se ha vuelto cada vez más desafiante, y no podemos depender exclusivamente de su apoyo.

Por ello, en marzo de 2024, creamos un grupo de apoyo a SOJAE, conformado por exbecarios, voluntarios, amigos y familiares. Nuestro compromiso ha sido aportar diez dólares mensuales para aumentar la beca de los 36 becarios de los núcleos de Quito y Cayambe, pasando de treinta a cuarenta dólares mensuales, lo que representa un gran alivio para ellos. Durante el primer año logramos cumplir este objetivo, pero los desafíos continúan creciendo, al igual que las necesidades. No sólo debemos garantizar la continuidad del programa de becas –este año enfrentamos un déficit significativo debido a la devaluación del yen frente al dólar–, sino también fortalecer los proyectos de apoyo a la nutrición infantil en las comunidades, que son esenciales para mejorar la calidad de vida de los niños.

Para gestionar esta ayuda, pedí a Diego Varela, exbecario, que abra una cuenta a su nombre. Periódicamente, él nos informa sobre los movimientos de la cuenta, los aportes recibidos y los desembolsos realizados a la cuenta de SOJAE.

Les invito a sumarse a este grupo de apoyo, y contribuir con un aporte mensual de diez dólares.

Agradezco de corazón el tiempo dedicado a leer esta carta y su generoso apoyo.

Con sincero aprecio,

Pepe Almeida