Historia

Algunos integrantes de la Fundación

Todo comenzó a raíz del terremoto ocurrido el 5 de marzo de 1987, cuyo epicentro se ubicó en la provincia de Napo, pero cuyas consecuencias afectaron gravemente a la zona nororiental de Pichincha. Varias casas, escuelas y caminos resultaron destruidos. Aunque el impacto fue generalizado, las comunidades campesinas de Cayambe y Pedro Moncayo fueron particularmente afectadas.

Ante esta situación, el señor Carlos Almeida decidió contarle lo ocurrido a su hijo, el ingeniero José Almeida, quien residía en Japón, mediante una carta. Conmovido por la magnitud de los daños, José Almeida organizó un pequeño concierto de música latinoamericana junto a un grupo de amigos japoneses. Los fondos recaudados se enviaron a Ecuador para apoyar las labores de reconstrucción. Con el objetivo de lograr un impacto más significativo, se decidió destinar esos recursos específicamente a la rehabilitación de una escuela. Para asegurar su buen uso, el dinero fue canalizado directamente al señor Carlos Almeida, quien coordinó los trabajos sin intermediarios, priorizando la eficiencia y el aprovechamiento de cada aporte.

Posteriormente, algunos de los amigos japoneses de José Almeida visitaron Ecuador. Al conocer de cerca la realidad local, surgió la iniciativa de sistematizar y dar continuidad a la ayuda, lo que dio origen a la Sociedad de Amigos del Niño Ecuatoriano (SANE – Japón). En Ecuador se conformó su contraparte local, SANE Ecuador, como entidad ejecutora. En ambas organizaciones, tanto en Japón como en Ecuador, el trabajo se sustentó en el voluntariado, permitiendo que los recursos se destinen íntegramente a las acciones de apoyo, sin gastos administrativos innecesarios.

Desde sus inicios hasta 1999, la Fundación SANE Japón trabajó en coordinación con SANE Ecuador. A partir del año 2000, esta labor ha continuado a través de SOJAE (Solidaridad Japonesa Ecuatoriana para la Educación), que actualmente cuenta con dos núcleos: Quito y Cayambe. Durante la década de los 2000, también funcionó un núcleo en la comunidad de Cuellaje, en el cantón Cotacachi.

La propuesta de intervención de SANE Japón – SOJAE se enmarca en los principios del desarrollo comunitario y tiene como eje transversal la educación, alrededor de la cual giran todos sus programas y proyectos. En la actualidad, la mayoría de los miembros de ambas fundaciones continúan trabajando de manera completamente voluntaria.

A lo largo de estos años, hemos contado con el respaldo invaluable de numerosas personas que han creído —y siguen creyendo— en la solidaridad y en el poder transformador de la educación. Entre quienes se han convertido en referentes, pilares y guías para nuestras organizaciones, queremos destacar a José Almeida, Carlos Almeida, Yuko Sugita, Yasuo Tojo, Atsushi Uchida, Yoshie de Uchida, Francisca León, Wilson Franco, Germán Rico, José Muriel, Luis Peña. Algunas de estas personas ya no nos acompañan físicamente, pero su legado permanece vivo. Sabemos que al mencionar algunos nombres siempre existe el riesgo de omitir, de forma involuntaria, a personas igualmente valiosas; sin embargo, consideramos que sería aún más injusto no nombrar a quienes, por su entrega y compromiso, es fundamental reconocer.

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